Help

jakob-lorber.cc

El Sol Espiritual

[1.1.16] Otro ejemplo. Fijaos en una pequeña barra de un metal noble. Si la observáis en su estado bruto, os parecerá oscura y basta. Pero si la alisáis y luego la pulís, tendrá un aspecto totalmente distinto, a pesar de que se trata de la misma barra. ¿Cuál puede ser la causa de su embellecimiento? No hay nada más simple. Al pulir la barra, las partículas que se encontraban en su superficie han quedado más juntas y unidas, todas con la misma orientación. Su aspecto se ha vuelto más definido y concreto, mientras que en su estado bruto anterior, estaban todavía desunidas, como si hubiera oposición entre ellas debido a que cada partícula hubiera crecido individualmente con los rayos alimenticios del Sol, consumidos según su avidez y sin dejar nada a su vecina. En estado pulido, un estado que se puede llamar purificado, estas partículas se unen entre sí. Mediante esta unión, los rayos de luz que les llegan se vuelven un bien común para ellas pues ninguna de las partículas individuales quiere ya quedarse con los rayos para sí misma, sino que concede a sus más próximas hasta la mínima parte de ellos. ¿Cuál puede ser el resultado? Todas las partículas tienen luz en superabundancia, mucha más de la que son capaces de consumir, con el resultado de que toda la superficie del oro pulido refleja el gran caudal de los rayos solares con un brillo magnífico y armónico.

[1.1.17] ¿Tenéis ya idea de dónde procede semejante magnificencia y armonía? Pues, procede de la unión, o más bien de la unificación. Por consiguiente, admitiendo que lo espiritual es algo perfecto, algo que se ha unificado, ¡cuánto mayor tiene que ser la grandeza de lo espiritual respecto a su órgano, que no es sino algo incoherente, algo egoísta, egocéntrico, y por lo tanto muerto!

[1.1.18] He aquí otro ejemplo. Seguro que ya habéis visto los guijarros con los que se fabrica el cristal. ¿Acaso el guijarro en bruto deja pasar libremente los rayos de luz como lo permite su derivado, el cristal? ¡No! ¿Y por qué no? Pues porque su estructura está todavía demasiado desunida, falta de homogeneidad. Cuando le llegan los rayos solares, sus partículas los consumen cada una para sí misma, con lo cual no queda nada para las vecinas, a no ser las sobras. ¿Cómo, entonces, es posible que su derivado, el cristal, resulte tan generoso? Para eso hay que destrozar el guijarro y pulverizarlo, y de esta manera las partículas quedan machacadas y completamente desunidas entre ellas. Después, una vez lavado y seco, se mezcla el polvo del guijarro con sal y se pone todo en un crisol. En este, mediante la sal y un fuego a una determinada temperatura muy alta, las partículas disgregadas se unen por completo.

Vista escritorio Aviso legal