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Los Salmos del Señor

Y también tú, mi cuerpo —aunque un día venidero estés entregado a la muerte—, también tú, el portador temporal de la Vida eterna proveniente de Dios, ¡alaba y exalta al Padre, al Santo, al Bueno, porque tampoco tú continuarás eternamente en el regazo de la Tierra! ¡Pues un día venidero serás transfigurado y serás para Mí una vestimenta inmortal y eterna! – Los Salmos del Señor, Capítulo 1, Párrafo 10

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