[204.1] Nos levantamos todos y en el mismo instante nos encontramos ya en casa de Martín. Allí nos esperaba el grupo de bañistas, todos bien purificados. Al vernos, en seguida se arrojaron al suelo y me imploraron que tuviera piedad de ellos, y Yo se la concedí en toda plenitud. [204.2] A continuación llevé por primera vez a Martín a las galerías de su casa, junto con sus invitados, amigos y hermanos. Había abierta una puerta que daba a mediodía y desde ella se podía ver un maravilloso camino hacia la santa ciudad de Dios. [204.3] A esta puerta vinieron también al encuentro de Martín los demás apóstoles, María y José, David, Moisés, Abraham, Noé, Enoc, Adán y Eva, y todos los demás patriarcas y profetas, y le saludaron con mucho cariño como nuevo habitante de mi ciudad.
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