¿Y si me fuera de aquí? Que no, me quedo. Pues lo que hay aquí ya lo conozco. Pero las consecuencias que me puede acarrear un paso imprudente adelante o atrás, esas sólo Dios las sabe. Por eso, en el nombre del Señor y de la gloriosa virgen María, prefiero aguardar aquí el día del juicio antes que moverme un solo palmo». – Obispo Martín, Capítulo 1, Párrafo 20 |