[3.11] Pero yo, Pablo, os digo: ¡Id y destruid el templo, eliminad el día festivo del calendario, destituid al falso obispo y sus servidores que quieren enriquecerse a costa del trabajo de vuestras manos al igual como hacen los de Jerusalén y que ya han construido una caja metálica muy grande para guardar el oro y la plata que ahorrasteis, [3.12] y quemad las vestimentas adornadas que ahora son un horror ante Dios, así haréis al Señor un servicio mucho más agradable que dejaros matar espiritualmente en aquel templo durante mil años!
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