Lo mismo os hará el Señor; porque Él ha edificado un Templo nuevo y vivo en vuestros corazones donde deberíais esperarle; pero vosotros despreciáis este Templo, este lugar sagrado y, por pura sensualidad mundana, corréis a la ventana del juicio y queréis coquetear con el mundo — por oro, reputación y ambición de poder, ya que anheláis todo esto. – Carta a Laodicea, Capítulo 1, Párrafo 53
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