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El Gran Evangelio de Juan

[5.211.1] Dije Yo: «Pues bien, voy a procurarlo, ¡de modo que pongáis toda atención! Tú aseveras que lo que en sí está limitado nunca puede abarcar o percibir lo ilimitado; y sin embargo, te digo que cada ser humano –así como el eterno espacio que le rodea– encierra infinidades y eternidades, y eso en cada fibra de su cuerpo material… ¡cuánto más pues en su alma, y sobre todo en su espíritu!

[5.211.2] Piénsate la divisibilidad infinita de cada partícula de tu cuerpo con lo ínfima que fuera, ¿dónde pues tendrá esta su fin? ¡Y luego piensa en la potencia procreadora del hombre, de los animales y de las plantas! ¿Dónde tendrán estas su fin?

[5.211.3] ¿Ya has descubierto alguna vez la línea de demarcación hasta la cual un alma despierta puede elevar sus pensamientos? Más, si el alma ya tiene una esfera de pensamientos ilimitada, ¡¿qué vamos a afirmar entonces del eterno Espíritu divino en ella, el que en sí es la Fuerza, la Luz y la Vida misma?!

[5.211.4] Te lo digo Yo: Este Espíritu es El que crea y ordena todo en el hombre. El alma, en cierto sentido, sólo es su cuerpo substancial, parecido al cuerpo carnal que es un recipiente para el alma - eso mientras el alma en él haya alcanzado cierta solidez. Si esto está logrado, entonces el alma se convierte más y más en el Espíritu y así también en la Vida verdadera, la que en sí y para sí es una Fuerza y una Luz verdadera que continuamente crea en ella el espacio, las formas, el tiempo y la duración de las formas en ella, las vivifica y las hace autónomas. Y como estas formas surgen de la infinidad y eternidad de la Vida absolutamente verdadera, de estas también obtienen para sí y en sí mismas lo infinito y lo eterno para todos los tiempos de los tiempos y eternidades de las eternidades.

[5.211.5] Por eso nadie puede decir, afirmar ni opinar que, como hombre, es un ser limitado. Pues en todas sus partículas más ínfimas todavía se hallan infinidad y eternidad, y por ser así, el ser humano también puede abarcar y percibir lo infinito y lo eterno.

[5.211.6] ¡El que opina que vive solamente un tiempo muy limitado se equivoca enormemente! Ninguna parte del hombre es perecedera, aunque necesariamente en lo que se refiere su cuerpo material es transformable, tal como esto también sucede –y necesariamente debe suceder– con toda la materia de la Tierra, dado que el destino de la materia –de por el Poder de la Vida pura– es el integrarse a sí misma para siempre en la Vida inalterable.

[5.211.7] Si de esta manera las muchas diferentes partes de la materia quedan modificadas –con lo que también las del cuerpo humano– por eso no dejarán de existir, sino seguirán existiendo eternamente en una forma más espiritual - de modo que en una forma más noble. O, ¿quién de vosotros afirmaría que ha muerto como niño porque ahora en su edad viril ya no ha retenido nada de su forma infantil?

[5.211.8] ¡Servios de un grano de trigo y ponedlo en la tierra fértil! El grano pudrirá pues referente a lo que ahora es, perecerá infaliblemente; pero de la descomposición veréis germinar un tallo y de la parte superior del mismo se formará una espiga provista de cien granos. Ahora, ¿quién de vosotros ve semejante fuerza en este grano?, ¡una fuerza que le debe ser inherente porque de lo contrario no podrían originarse de este grano único una espiga con cien granos de la misma especie!

[5.211.9] Ahora tenemos cien granos. ¡A ver, si también los ponemos en la tierra! De estos ya se hacen cien espigas, cada una con cien granos, de modo que todos juntos tendremos diez mil granos. Y ved, espiritualmente estos diez mil granos, los cien tallos y las espigas también ya deben haber sido presentes en aquel grano único - igual que este mismo grano único ya debe haber sido incluido en aquel grano que de la Mano de Dios como primer grano cayó en un surco fértil de esta Tierra, porque de lo contrario no habría sido imaginable una reproducción... He aquí otra prueba que también en tal grano están presentes la infinidad y la eternidad.

[5.211.10] Ahora, por supuesto, pensáis y decís para vosotros: “Sí, eso bien es el caso con un grano que vuelve a ser sembrado en el suelo. Pero ¿qué pasa con el grano molido a harina que luego, en forma de pan, está consumido por los hombres o a veces también por los animales?”. Ahí Yo os digo: De veras, ¡este grano tiene un destino aún mucho más favorable!, porque así ya pasa a una vida más perfeccionada, pues como parte integrada en una Vida superior puede multiplicarse tal como es, y todavía mucho más, en innumerables ideas y formas de conceptos animados. Pues sólo se elimina las cápsulas materiales, como excremento, de modo que también este se transforma en un humos vegetal más noble del suelo, del cual se forma el espíritu de germinación en los diferentes granos y atrae la inmortalidad. Y lo que acontece con la paja y las cápsulas de las plantas, esto ocurre también de una manera aún mucho más noble con el cuerpo carnal del hombre.

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