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El Gobierno de Dios

Pero la avidez que Eva había rechazado de su corazón también se encontraba ahí en el suelo... y mediante el Poder de la ira condenadora de la Divinidad se volvió una gran serpiente. Esta tomó el fruto de la muerte en sus fauces y subió al árbol, enroscándose en todas las ramas, rodeándole desde la raíz hasta la cima y clavando su vista fija en Eva que la miraba. Adán observó el comportamiento de Eva, pero aún no vio a la serpiente. – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 8, Párrafo 7

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