[1.8.2] Y ve, en el juicio de la Divinidad que en su ira los puso a prueba, la avidez de Eva fue aumentando... Había en su jardín un árbol con las manzanas más preciosas y Eva tenía muchas ganas de probarlas. Por esto dijo: «Adán, tengo muchas ganas de probar esta fruta. Si tú quieres, voy a coger una y probarla, y luego te la pasaré a ti como mi primera ofrenda». [1.8.3] De momento Adán se calló porque estaba reflexionando sobre las palabras de Eva. Entonces una voz interior que era santa porque venía de la Divinidad que estaba en él le dijo: «¡Si coméis del fruto de este árbol, moriréis!». Adán estaba tan asustado, que no pudo ni dar una respuesta a su querida Eva.
|