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El Gobierno de Dios

Ve y oye: De modo que ya estaban la Tierra, la Luna, el Sol y las estrellas, cuando la Tierra se encontraba todavía desnuda y su superficie era todo mar. Encima del mar había nubes densas que penetraban incluso profundamente en el espacio muerto, con lo que la luz del Sol no podía iluminar la gota de la Misericordia. La Luna estaba cubierta del vaho de la gota, alimentándose de él. Y sólo en este vaho la Tierra terminó de nacer del todo. Y el Sol, con sus rayos de luz procedentes del Calor del Amor de Dios, estaba encima de los dos como una gallina que incuba a sus polluelos, hizo que la Tierra madurase y separó la Luna del pecho de su madre. – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 7, Párrafo 2

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