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El Gobierno de Dios

Todos estuvieron de acuerdo y, totalmente desacostumbrados del terreno empinado, los tres mil continuaron buscando la hiena durante tres días y tres noches. Pero como no tuvieron éxito, empezaron a cansarse y a pegar con sus palos contra una pared muy alta que les estaba cerrando el paso. Parados, empezaron a maldecir a los bosques y a las montañas... y maldijeron al Sol por haber prestado su luz a semejante crueldad. – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 30, Párrafo 8

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