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El Gobierno de Dios

Tras el crimen que Lamek ––como cabecilla de la banda de Tatahar–– en aquel bosque había cometido con sus hermanos, volvió contento a Hanoc e hizo comunicar a todo el pueblo lo que les había pasado a los hermanos audaces, Johred y su discípulo Hail. A estas noticias todo Hanoc, las demás diez ciudades y todo el pueblo que vivía fuera de las ciudades, se asustaron profundamente. Se juntaron los más justicieros de todas las ciudades y del pueblo que contaban unos tres mil, sin contar a las mujeres y los niños que se habían quedado en casa. – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 30, Párrafo 1

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