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El Gobierno de Dios

El Señor como Padre de sus hijos

[1.3.7] Todo esto dice el buen Hospedero y Padre prudente a todos sus hijos para que se mejoren, para que un buen día puedan tomar posesión de la herencia que Yo desde la eternidad les he preparado y guardado tan fielmente.

[1.3.8] A tus amigos y hermanos, diles con todo amor: Yo, su Padre amoroso, ya tengo los brazos abiertos para ir al encuentro de ellos y estrecharlos a todos contra mi pecho, eternamente. Que ya no se aparten de Mí, sino que continuamente miren mi semblante, y mi mirada les comunicará cuánto los amo y las buenas intenciones que tengo con ellos.

[1.3.9] Diles: He apartado sus pecados de mi vista y a ellos mismos los he lavado dejándolos blancos como la nieve, de modo que ya no hay obstáculo alguno. Ya no quiero ser un Padre invisible para ellos sino que quiero que me vean siempre, que bromeen conmigo y que estén contentos. Y que ahora todas sus preocupaciones me las carguen a Mí.

[1.3.10] En adelante, ¡con qué suma alegría me preocuparé de ellos! ¡Qué significan todas las alegrías y delicias de mis Cielos para Mí ante las de ser amado por mis queridos hijos como el único y verdadero Padre!

[1.3.11] Mira, os doy todas las bienaventuranzas a cambio de esta única que me he reservado para Mí. Por esto mis hijos deberían llamarme únicamente a Mí su Padre, pues, lo soy con todo derecho. Y nadie me puede disputar este derecho porque Yo soy el Único y fuera de Mí no hay otro...

[1.3.12] Voy a nombrarte a todos tus amigos y hermanos: Son I1, P, R1, T, E, A, V, A, S, P... Que todos reciban mi saludo paternal. Y si quieren, hoy mismo les serán abiertas las puertas de los Cielos que son los ojos de su espíritu, y aún hoy habitaré en sus corazones. Pero aun así, que todavía continúen lavando su carne en la fuente del agua viva... que tomen una vara medio blanca y medio negra... que la rompan por el medio y tiren la parte negra a los pies del mundo... y que guarden la parte blanca como señal de que han cortado con su carne y con el mundo, de una vez para siempre...

[1.3.13] Esto significa que deberían hacer introspección concienzuda y, en su corazón, descubrirme los defectos que han encontrado. Yo haré limpieza en sus corazones y los llenaré con el fuego de mi Amor divino paternal. Así purificados, que se presenten al cura y se confiesen; y vendré Yo para tomar con ellos la cena en el altar.

[1.3.14] ¡Diles aún que de ninguna manera se escandalicen con la Iglesia! Porque cada alimento que Yo recomiendo, para todo aquel que lo quiere tomar en el espíritu y en la Verdad, se lo purifico, de modo que puede fortificarse con él sin temer nada. Todo lo que Yo doy a mis hijos es puro; y para quienes lo he bendecido, su forma exterior no lo profana. Voy a bendecir el templo en que se encuentren y el lugar será santo, porque Yo, su Padre santo, estaré en su medio, vayan a donde vayan, y nadie les tocará un pelo.

[1.3.15] Y diles con toda claridad: Mi Amor los está esperando. Y no cerraré mis brazos ya abiertos antes de que los pueda estrechar a todos contra mi pecho. Entonces verán a su Padre santo cara a cara y sus delicias no tendrán fin. ¡Amén!

[1.3.16] A todos que me buscan, diles que siempre estoy en casa, que nunca salgo y que para encontrarme no he determinado un horario de atención como los reyes y los grandes del mundo. No sólo los domingos y días festivos, sino en cada momento un corazón amoroso es bienvenido... Incluso por la noche nunca he echado el cerrojo. De modo que en cualquier momento que llaméis, responderé: ¡Adelante!...

[1.3.17] Les puedes decir francamente si alguna vez te he obligado a cierta hora a que hagas algo... ¿No dependía siempre de tu propia voluntad cuando te dirigiste a Mí para preguntarme algo? ¿Acaso alguna vez no te he respondido? Me preguntaste desde el infierno y te respondí, y también cuando me hablaste desde la Tierra te respondí. Y también en los Cielos hablé contigo. Día y noche mi oído te oye. Lo que aquí estás escribiendo, lo escribes conforme a tu tiempo y disposición; a Mí todo me va bien mientras tú quieras y cuando quieras. Por esto diles claramente: A Mí me da igual cuándo uno viene, ¡siempre será aceptado y escuchado!

[1.3.18] Diles que no se burlen de Mí sino que me tomen en serio... Diles que no voy de broma... Yo tomo a todos en serio –– a grandes y pequeños, jóvenes y viejos, hombres y mujeres; ahí no existen excepciones...

[1.3.19] Porque mira: A las criaturas que no sirven las destruyo inmediatamente para siempre; pero para mis hijos también tengo castigos en cantidad, y a los desobedientes los castigo hasta la última gota de su sangre... Aunque no quieran reconocerme como Padre lleno de Amor, así por lo menos les quedará claro Quién es el Amo en la casa.

[1.3.20] Pero ¡ay de aquellos que interpretan mal mis castigos paternales!, ¡ay de ellos! Porque el Padre los expulsará, entregándolos a la Divinidad eternamente implacable. Esto te lo digo a ti, siervo malo y perezoso... Amén. Yo, Jehová. Amén.

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