Primero pon ramas secas sobre el fogón y encima pones la víctima sangrienta, luego me das las gracias y enciendes las ramas con el fuego que ya te he mostrado... el fuego que mora en una piedra natural y el cual enciendes conforme te he indicado. – El Gobierno de Dios, Libro 1, Capítulo 17, Párrafo 19
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