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La Fuerza Curativa de la Luz Solar

En cuanto tengáis tal recipiente —siendo este tipo el más adecuado— coged los ya conocidos glóbulos [Glóbulos de lactosa: Bolitas de azúcar lácteo tal como se usan en la medicina homeopática.] de lactosa repartiéndolas en el fondo de la taza, sin que una cubra a la otra de la luz solar. Si exponéis a continuación esta taza con sus bolitas al sol —es decir a los rayos solares— entonces éstas absorberán el rayo solar junto con todos sus espíritus esenciales de la vida. Cuando se suministren una, dos o tres bolitas a un enfermo, teniendo éste cualquier tipo de enfermedad y habiendo seguido un régimen adecuado, —siendo el mejor momento antes de la salida del sol— el enfermo mejorará a partir del tercer día. Al llegar el séptimo día estará completamente curado, pues el alma tomará de éstas lo que precise. De esta manera eliminará lo no utilizable y comenzará a restablecerse en su cuerpo, con toda facilidad, la correcta fuerza vital. – La Fuerza Curativa de la Luz Solar, Capítulo 2, Párrafo 2

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