Obispo Martín |
[1.13] La tercera vez la súplica fue aún más fuerte, pero, como antes, también sin éxito. [1.14] Martín empezó a inquietarse profundamente y, como su situación se volvía cada vez más desesperada, se lamentó: «Ay, ¡válgame Dios! (estas palabras no eran sino una muletilla que siempre solía pronunciar) ¿Qué es esto? He llamado ya tres veces y todavía en vano... |
Vista escritorio Aviso legal | |